La fibromialgia, además de causar dolor y agotamiento, puede provocar uno o varios de los siguientes síntomas característicos:
- Incremento de dolores de cabeza o de la cara.
- Trastornos del sueño: a pesar de dormir las horas necesarias, pueden despertar sintiéndose aún cansados.
- Parestesias: entumecimiento u hormigueo, como en las manos o los pies.
- Problemas genitourinarios: aumento en la urgencia o la frecuencia para orinar, generalmente sin una infección de la vejiga.
- Malestar abdominal: trastornos digestivos, dolores abdominales, meteorismo, diarrea y/o estreñimiento.
- Desequilibrio: problemas de vértigo y/o del equilibrio.
- Síntomas del tórax: dolor en el pecho o las partes superiores del cuerpo.
- Anquilosamiento: rigidez del cuerpo.
- Sensibilidad a la temperatura.
- Problemas de la piel: síntomas molestos como prurito, sequedad o manchas.
- Trastornos cognoscitivos: dificultad para concentrarse, pérdida de la memoria, «lentitud mental».
- Depresión y ansiedad.
- Sensibilidad ambiental: hipersensibilidad a la luz, ruidos, olores y cambios del clima.
- Sensaciones en las piernas: «síndrome de las piernas inquietas» (impulso incontrolable de mover las piernas, especialmente en reposo).
Los síntomas más comunes son:
- Trastornos del sueño.
- Cansancio.
- Dolor generalizado.
- Depresión y ansiedad.
Índice
Toggle¿Cómo se diagnostica la fibromialgia?
La fibromialgia o síndrome fibromiálgico se diagnostica en pacientes que presentan dolor osteomuscular generalizado durante varios meses, habiendo descartado previamente otras causas posibles. Este dolor a menudo viene acompañado de otros síntomas como la cefalea, el cansancio y la sequedad de mucosas, entre otros.
Para el diagnóstico, durante la exploración física, el médico detecta dolor al presionar en ciertos puntos específicos del cuerpo. El diagnóstico de fibromialgia se puede confirmar cuando una persona con dolor generalizado presenta dolor en más de 11 de los 18 puntos señalados. Otra característica es el enrojecimiento fácil de la piel al aplicar presión con la mano en cualquier parte del cuerpo.
Los análisis y radiografías resultan normales en esta enfermedad y se utilizan principalmente para descartar otras patologías que puedan estar asociadas a la fibromialgia.
¿Cómo se trata la fibromialgia?
El tratamiento de la fibromialgia no es universal para todos los pacientes, ya que debe adaptarse a las características individuales de cada uno. La principal meta es controlar los síntomas asociados a la enfermedad (como el dolor osteomuscular y el cansancio), procurando evitar al máximo los efectos secundarios de la medicación, que a menudo afectan a quienes padecen fibromialgia.
Es fundamental evitar los factores que agravan los síntomas, ajustando los hábitos de vida y costumbres a las limitaciones impuestas por el dolor y el cansancio. Tanto el paciente como su entorno deben esforzarse por cambiar su mentalidad, buscando crear un ambiente familiar relajado y sin constantes exigencias.
Entre las diversas medidas para tratar la fibromialgia, las más eficaces son el ejercicio físico y mantener una adecuada fortaleza muscular. Otras terapias de apoyo incluyen los masajes, los ejercicios de estiramiento muscular, la aplicación de calor local y ciertos tipos de electroterapia, como las «corrientes».
Para aliviar los dolores intensos y localizados, las inyecciones de anestésicos locales en los puntos dolorosos, seguidas de un masaje local, pueden ser de gran ayuda.
Los analgésicos o calmantes pueden proporcionar alivio temporal. Existen medicamentos que, entre otros mecanismos, aumentan los niveles de serotonina y han demostrado mejorar los síntomas en muchos pacientes.
En casos en los que el tratamiento farmacológico no es eficaz, las perfusiones intravenosas de lidocaína (anestésico local) pueden resultar un recurso útil.
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La fibromialgia, un dolor invisible
«Me duele todo» es la frase con la que las personas con fibromialgia suelen describir su malestar. El dolor se manifiesta en los músculos y otros tejidos blandos, como los ligamentos y tendones. Este dolor también suele ir acompañado de pérdida de memoria, falta de sueño, dolor de cabeza y una alta sensibilidad al tacto en varias partes del cuerpo (conocidas como los «puntos sensibles»).
Aunque la fibromialgia es una condición crónica, las molestias pueden aparecer, desaparecer o variar en intensidad. Por ello, se conoce como la afección del dolor invisible. En la fibromialgia, el dolor se describe a menudo como «de pies a cabeza» y su intensidad puede diferir entre individuos, complicando así su diagnóstico.
Puntos sensibles del cuerpo
En las personas con fibromialgia, los puntos sensibles son aquellos que, ante el simple tacto, manifiestan dolor. Afortunadamente, aunque la FIBROMIALGIA no es peligrosa ni mortal, sí puede afectar la calidad de vida e incluso el entorno laboral, llegando a ser incapacitante.
Un estudio publicado por el BMC Health Services Research sobre su impacto en el trabajo, la familia y el entorno social, reveló que el 70% de los pacientes atendidos por fibromialgia en centros de atención primaria aseguró tener grandes dificultades para rendir en el trabajo, mientras que un 23% respondió que se encontraban en situación de invalidez permanente.
Otro dato que se extrajo de este estudio mostró que el 44% de los encuestados dijo que dependía bastante o casi en su totalidad de algún familiar para realizar las tareas domésticas.
Causas y diagnóstico
El origen de la fibromialgia sigue siendo un misterio para los expertos, aunque es indiscutible que quienes la sufren muestran una mayor sensibilidad al dolor. Se ha descubierto que las áreas del cerebro encargadas de procesar el dolor en estos pacientes interpretan las sensaciones dolorosas con mayor intensidad.
En ocasiones, la fibromialgia puede manifestarse gradualmente sin que se identifique un factor de riesgo. Sin embargo, se considera que varios factores desencadenantes están relacionados con su aparición:
- Infecciones. Algunas enfermedades infecciosas pueden desencadenar o exacerbar la fibromialgia.
- Genéticos. La fibromialgia suele heredarse, lo que incrementa el riesgo de padecerla.
- Trauma físico o emocional. En ciertos casos, un evento traumático, como un accidente automovilístico, o un estrés emocional severo, pueden desencadenar la fibromialgia.
Hoy por hoy, no existe una prueba específica que confirme el diagnóstico de la fibromialgia (ni análisis de sangre, ni radiografías, ni tomografías), lo cual puede hacer que el proceso de diagnóstico sea prolongado, ya que muchos de los síntomas de esta enfermedad son comunes en otras condiciones.
Los siguientes criterios pueden ayudar a orientar el diagnóstico de la fibromialgia:
- Falta de otra enfermedad preexistente que explique los síntomas.
- Fatiga, cansancio al despertar y dificultad para concentrarse.
- Dolor generalizado persistente por más de tres meses.
¿La fibromialgia se puede curar?
Para tratar la fibromialgia, es fundamental aliviar los síntomas y preservar la capacidad funcional en los contextos personal, familiar y profesional de quienes la sufren, tratando de evitar, o al menos minorar, el deterioro de su calidad de vida. El objetivo principal es gestionar el dolor y otros síntomas para mejorar la calidad de vida del paciente. Los médicos suelen usar una combinación de medicamentos, modificaciones en los hábitos y diversas terapias. Algunos de estos enfoques incluyen:
Medicamentos
Es fundamental evitar la automedicación; lo mejor es acudir al médico para recibir sus consejos y seguir sus indicaciones.
Terapias
Existen múltiples tratamientos que pueden contribuir a aliviar el dolor y mejorar la calidad de vida:
- Acupuntura. Investigaciones han demostrado que la acupuntura con estimulación eléctrica reduce el dolor, la rigidez y la fatiga, promoviendo el bienestar del paciente.
- Terapia ocupacional. La fibromialgia afecta significativamente tu rutina diaria y tu desempeño laboral. Algunos ajustes en tu postura pueden mejorar tu comodidad en el ambiente de trabajo.
- Terapia psicológica. Ayuda a mitigar el estrés y la ansiedad asociados con la fibromialgia.
- Fisioterapia. Existen ejercicios que pueden potenciar la fuerza, la flexibilidad y la resistencia muscular.
Cambios en el estilo de vida
- Duerme bien. Establecer una rutina de sueño es fundamental para que tu cuerpo aproveche al máximo las horas de descanso.
- Reduce el estrés. Intentar relajarse y controlar la ansiedad puede ayudar a aliviar los síntomas de la fibromialgia. Realiza ejercicios de respiración y meditación.
- Come saludable. Mantener un peso adecuado contribuye a reducir el dolor y a controlar la ansiedad. Evita el consumo de cafeína, alcohol, y no fumes.
- Haz ejercicio. La práctica frecuente de ejercicio disminuye los síntomas, aunque al principio el dolor pueda aumentar. Consulta siempre a tu médico antes de iniciar actividades como caminar, nadar o andar en bicicleta.
Fisioterapeuta por la Universidad de Extremadura (Unex). Años 2000 – 2003.
Osteopata C.O. Escuela de Osteopatía de Madrid. 6 años, de 2005 a 2011.
Obtención del D.O. en Osteopatía, del 2011 al 2014.
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